miércoles, 30 de julio de 2014

Capitulo 2do: De un largo viaje.

Se mueve...
No sabe cómo, o por qué, pero se mueve.
Siente como su cuerpo es arrebatado de la quietud.

Estaba solo, en el vació,
y ahora más vacío se siente,
que lo ha abandonado hasta la soledad,
pero, en esa misma ausencia, se mueve,
y lo acompaña el movimiento.

O quizá es él quien acompaña al movimiento,
lento, en calma, dejándose llevar.
A dónde se dirige es incierto,
pero se deja atraer.
No sabe que es lo que lo atrae, pero lo atrae.

¿Está subiendo? ¿Bajando tal vez? ¿Por qué será todo tan igual? E igual se deja atraer... porque en el vacío no hay direcciones.

Por lo cual, no puede haber nadie por encima de él.

Y, tampoco, puede estar cayendo...

Capitulo 1ro: De aquel impulso.

 Cuán subjetiva es la eternidad...
 Siente que hace una eternidad se encuentra atrapado en el vacío.
 Eternamente espera llegar a algún lugar, cual sea,
 para abandonar ese espacio frío, inmutable.

 Levanta la vista, y frente a él se descubre,
 nuevamente, la eterna tentación, y,
 entre todo ese orden oscuro, aparece, rebelde,
 El Caos...

 Y ese caos  rompe, al fin, la desesperante armonía,
 y se transforma, en una idea.
 Y esa idea se transforma, en un impulso,
 y ese impulso se trasforma en una orden,
 y por esa orden él levanta su mano,
 y, con su mano apoyada en el tablero, estira su dedo,
 y, de su dedo, posa la yema en el botón
 y con la yema siente el relieve de cada letra: "E-Y-E-C-T-A-R."
 Y la espera se hace eterna...

  Su dedo se hunde en el botón,
  con la furia contenida de todo cautiverio,
  y en un instante efímero, pero eterno, se encuentra fuera,
  flotando en aquel vacío,
  sin posibilidad de volver atrás.

Se da cuenta de que se arrepentirá.
Se arrepentirá eternamente, pero no importa.
Porque se da cuenta, también, de cuan subjetiva es 
la eternidad...